Los celos son una emoción casi inherente al ser humano, sin embargo, en muchas ocasiones los celos pueden convertir una relación en un infierno. Sentir celos puede provocar que una persona se vuelva extremadamente posesiva con su pareja, ¿pero hasta cuándo es sano sentirlos? Es normal que cuando amamos a alguien, sintamos miedo de perderla o que nos cambié, por así decirlo, por alguien más. Una de las razones más comunes para explicar los celos, es que quien los siente es una persona poca segura. Debido a esa inseguridad es que tiene miedo de que su pareja lo deje. ¿Es malo sentir ese miedo? Realmente no, si lo sabemos controlar.
Generalmente, hay dos posturas que se tienen frente a los celos: o se piensa que sin celos no hay amor, o se piensa que los celos son sinónimo de que no hay amor. En ambos casos se deja fuera el hecho de que, al igual que no existe una sola persona para amar, no existe una sola forma de amar. Si alguien cela no significa que se convertirá en un monstruo, espiándote a cada momento, esperando o, mejor dicho, buscando cualquier momento para recrear las escenas más dramáticas de Otelo. Muchas veces quien cela, lo hace en silencio. Los celos matan tanto a quien los tiene, como a quien los recibe.
¿Cómo controlar los celos?
En primer lugar, quien siente los celos, antes de reclamar, enjuiciar o victimarse, debe de hablar con su pareja para explicarle qué actitud suya fue por la que sintió celos. Ambos deben de llegar a un acuerdo mutuo, para que, sin restringir la felicidad de ambos, se pueda resolver el conflicto. De tal modo que a veces alguien tiene que ceder un poco, y a veces el otro, para que siempre haya igualdad.
Si bien no existe una verdad totalmente aceptada, puedo decir que lo mejor es tener confianza en nosotros mismos, lo que nos evitará muchos problemas sentimentales; lo segundo es que debemos confiar en nuestra pareja, y pensar que muchas veces lo que está dentro de nuestra cabeza no es la verdad, y por eso, reitero, la comunicación en pareja es lo más importante.
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