Anda, invítame a un hotel,
uno nuevo,
divertido,
espasmoso,
con espejos asimétricos
y jardines en los muros,
con eunucos que refresquen nuestro cuarto
y odaliscas que canten en murmullos.
Anda,
llévame a un hotel
con sábanas de mariposas,
con luciérnagas que se prendan y se apaguen
cada vez que mis gemidos te ovacionen,
un hotel donde fluyan violentos,
estruendosos,
desbordantes los orgasmos,
y ondeen y se esparzan libertarios y anarquistas,
como banderas insolentes
seguras de sí mismas.
Un hotel de arquitectura mágica,
construido con ladrillos fieles
y varillas de acero respetuoso,
en el que todas las heridas sanan
y donde no hay ofensa que subsista.
Un hotel que lleve invisible
en cada gemido
nuestros nombres.
Imagen tomada de: https://www.poeticous.com/lina-zeron?locale=es